Caracoles (Características, origen y ciclo de vida)

Los Caracoles son criaturas que se adaptan al agua dulce, salada y otros medios terrestres, prosperando en los mares, lagos, reservorios, riachuelos, océanos y hasta los ríos más caudalosos. El caparazón de los caracoles permite el movimiento, la respiración, la digestión y el resguardo contra golpes o depredadores. Caracoles (Características, origen y ciclo de vida)

Características de los Caracoles

Origen

Los caracoles salieron ser una excelente fuente de proteína de origen animal hace miles de años. Se ha estimado que el caracol común es nativo de Europa, sin embargo habita en otras áreas del mundo.

Ciclo de vida

La vida completa de un caracol terrestre se ha comprobado que no es duradera en expresiones humanas. Un caracol logra vivir de 2 a 6 años pero este intervalo varía según la especie, cuando se encuentran en cautiverio la esperanza de vida puede extenderse de 10 a 15 años. En muchas ocasiones han sobrepasado estas edades.

Características de los Caracoles

Talla

Los caracoles terrestres suelen variar mucho en tamaño. Sin embargo varios de ellos gozan de solo unos pocos centímetros de extenso y pesan solo unas onzas, hay caracoles terrestres que consiguen un tamaño de 12 centímetros, como por ejemplo el caracol gigante africano, una variedad endémica de África.

Desplazamiento

Los caracoles consiguen moverse gracias a una sucesión de contracciones musculares ondeantes que atraviesan la parte inferior de su cuerpo. Suelen andar muy lentamente porque cambian las contracciones y dilataciones del cuerpo formando pequeños movimientos. Cuando marchan, producen una especie de moco que les ayuda en la traslación, reduciendo la zona de fricción que ocasionan al contacto con el suelo. De la misma forma, este moco favorece a la regulación térmica del animal, reduciendo el riesgo de sufrir heridas y evita los daños externos de bacterias y ciertos hongos.

Especies sin concha

Hay varios especímenes como por ejemplo las babosas terrestres que no poseen una concha o solo poseen un remanente interno. Según la adaptación y las necesidades del medio que los rodea, existen ciertas especies que han sido transformadas según la realidad climática y las necesidades de los adecuados animales. Pero al carecer de una cubierta, usan otros tipos de mecanismos de defensa, que incluyen la emancipación de sustancias que son muy tóxicas y letales para el animal que las consume. Igualmente, debido a estas toxinas, no son comestibles por los depredadores.

Branquias

Los caracoles se ajustan a un hábitat húmedo mediante el uso de branquias que logra absorber el oxígeno emitido por ciertas plantas submarinas, mientras logran filtrar nutrientes en sus sistemas por medio de la respiración del agua.

Conchas u opérculo

Los caracoles se logran proteger de los depredadores al esconderse debajo de sus caparazones y mediante el uso del opérculo, una zona similar a una puerta que cierra el orificio de la concha.

Tentáculos

Los caracoles poseen dos tentáculos grandes y en cada una de su punta tiene un ojo que le permite la visión. Los otros dos pequeños tentáculos táctiles los utiliza para alimentarse, cobijarse y desovar.

Pie

Los caracoles poseen una adaptación muscular del pie llena de moco, que se logra flexionar y contraer permitiendo el movimiento en cualquiera de sus medios bien sea  acuáticos y terrestres, con el capuz de moco impide las lesiones y fricción a lo extenso de las superficies.

Lengua escofina

Los caracoles utilizan una lengua raspadora, denominada como radula, revestida con dientes pequeños y bruscos para agarrar y raspar partículas de alimentos, esencialmente vegetación, para su consumo y digestión. Los caracoles ha sido objeto de ensayos científicos en las escuelas primarias por muchos años. Su interacción es un modelo de una relación simbiótica en un medio ambiente.

Pueden regenerar  sus conchas

Los Caracoles que pueden reemplazar las partes malgastadas de su cuerpo, como lo hacen las estrellas de mar y los cangrejos que arrojan sus caparazones. Pero los caracoles terrestres no consiguen cambiar su caparazón, sin embargo este aumenta de tamaño y se fortifica a medida que crecen. Viven y lo aprovechan para protegerse, de ahí su relevancia. No pueden reemplazarlo totalmente, pero son capaces de regenerar su rotura o imperfección que logre sufrir su caparazón. La evolución ha concedido a los caracoles los mecanismos precisos para reemplazar o reparar daños en lo que es su hogar. Si un caracol no logra repararlo, suele deberse a que padece cierta enfermedad, no tiene la fuerza o carece de calcio.

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